martes, 19 de julio de 2016

Edulcorantes!!!!


Un amplio conjunto de investigaciones sugiere que los sustitutos del azúcar,
a pesar de tener muchas menos calorías que el azúcar, pueden causar diversos
estragos metabólicos, tal como aumentar el riesgo de  desarrollar diabetes y
- quizás paradójicamente- causar un aumento de peso a largo plazo. Un nuevo
estudio publicado en Cell Metabolism sugiere que los edulcorantes
artificiales imitan un estado de hambruna en el cerebro, haciendo que
algunos organismos busquen energía a través del consumo de más comida.
En el estudio -una colaboración entre investigadores del Centro de Charles
Perkins de la Universidad de Sydney y el Instituto Garvan de Investigación
Médica <http://www.garvan.org.au/> -, moscas de la fruta fueron alimentadas
con una dieta de levadura y sacarosa o con el edulcorante sintético
sucralosa, utilizado en varios alimentos bajos en calorías. Las moscas
alimentadas durante cinco o más días con la dieta sin azúcar consumieron un
30 por ciento más calorías que las otras. Cuando la sucralosa fue retirada
de su dieta, el consumo de calorías en el grupo que antes no tomaba sin
azúcar volvió a niveles normales.
Usando una técnica llamada ensayo de respuesta de extensión probóscide (PER,
por sus siglas en inglés) -esencialmente una prueba de sabor que determina
el interés de una mosca en ingerir un alimento- los autores también
encontraron que el consumo de sucralosa se tradujo en una mayor motivación
de estas por comer azúcar real. Además, al registrar la actividad eléctrica
en las sensilias de la mosca -estructuras que albergan sus receptores del
gusto-, también apareció que de hecho, una dieta con sucralosa prolongada
aumentaba la sensibilidad de los insectos al azúcar, lo que significa que
probablemente, a la larga, les resulta más agradable. "Tras un consumo
sostenido del edulcorante artificial, los animales podían detectar
concentraciones mucho más pequeñas de azúcar real, comían más de esta y
respondían fisiológicamente con mucha más intensidad", explicó Greg Neely,
profesor asociado de genómica y autor principal del estudio, en un email.
Mediante el monitoreo de la expresión y los efectos de los compuestos que
intervienen en la regulación del apetito y la energía -incluyendo varias
enzimas y neurotransmisores- Neely y sus colegas fueron capaces de
identificar en el cerebro una red neuronal que parece responsable de los
efectos inductores de hambre de los edulcorantes artificiales. En resumen,
los compuestos interfieren con una interacción evolutivamente antigua entre
la insulina, las neuronas gustativas y los circuitos de recompensa del
cerebro, que nos lleva a buscar alimentos que nos sustentan cuando los
nutrientes son escasos. "Hemos hallado que dentro de los centros de
recompensa del cerebro el gusto dulce está integrado con el contenido
energético", señaló Neely en un comunicado de prensa. "Cuando dulzor y
energía están desequilibrados durante cierto tiempo, el cerebro recalibra y
aumenta el total de calorías consumidas". En otras palabras, cuando el
cerebro detecta dulzura en ausencia de energía calórica real, lo compensa
aumentando la palatabilidad del azúcar, haciendo que aumente el consumo de
alimentos. "El mecanismo que hemos descubierto es parte de una respuesta al
ayuno que en realidad hace que los alimentos nutritivos sepan mejor cuando
se tiene mucha hambre", dijo Neely en el comunicado de prensa.
Parece que las conclusiones del Neely no se limitan a las moscas de la
fruta. Su equipo fue capaz de replicar los resultados en ratones: tras siete
días con una dieta de sucralosa, los roedores mostraron un aumento en el
consumo de alimentos del 50 por ciento, en parte debido a la actividad de un
neurotransmisor, llamado neuropéptido Y, que impulsa el hambre durante el
ayuno. Sin embargo, es demasiado pronto para extrapolar completamente estos
resultados a los seres humanos. Considerando que varios estudios anteriores
sugieren que los edulcorantes artificiales nos pueden llevar a comer más, la
literatura no es consistente cuando se trata de personas. Y la investigación
en edulcorantes, al igual que otras investigaciones sobre la dieta, es un
blanco fácil para la clase de ciencia y periodismo científico embellecidos
expertamente eviscerados
<http://nymag.com/scienceofus/2016/05/john-oliver-took-on-junk-science-on-la
st-week-tonight-and-it-was-great.html>  por John Oliver, presentador de Last
Week Tonight, en mayo.
Sin embargo, la evidencia de que los "azúcares" sintéticos son, a través de
una variedad de mecanismos, de alguna manera perjudiciales metabólicamente
es cada vez más fuerte. Una investigación publicada
<http://www.nature.com/nature/journal/vaop/ncurrent/full/nature13793.html>
en Nature en 2014 informó que algunos edulcorantes artificiales pueden
alterar la microbiota intestinal en tanto ratones como seres humanos para
promover la absorción de calorías. Otro estudio reciente
<http://care.diabetesjournals.org/content/36/9/2530.short>  encontró que el
consumo de sucralosa deteriora la capacidad del cuerpo para procesar el
azúcar normal. Al igual que el colaborador de Scientific American Ferris
Jabr informó
<http://www.scientificamerican.com/article/how-sugar-and-fat-trick-the-brain
-into-wanting-more-food/>  a principios de este año, excederse en alimentos
dulces y grasos altera la química del cerebro en el sistema de recompensa,
conduciéndonos a comer en exceso.
Si los edulcorantes artificiales hacen estos alimentos aún más apetecibles
de lo habitual, podríamos estar conduciéndonos a una batalla perdida entre
Whoppers y nuestra fuerza de voluntad. Pero nada de esto dice que los
médicos deberían comenzar a recomendar que las personas renuncien a los
alimentos endulzados artificialmente en favor de las alternativas
azucaradas; un consumo de azúcar excesivo tiene su propio conjunto de males
asociados.

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